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Según algunos estudiosos la veneración a María es una transformación espontánea de cultos más remotos a la Tierra Madre, cuyas reminiscencias se convirtieron en La Virgen de la Roca, de la Peña, del Robledal o de la Gruta.

Fue el Concilio de Éfeso, en 431, el que dio inicio a su culto oficial, proclamando a la virgen Santa y Madre de Dios.
Fue a través de esta idea de maternidad divina como este culto se abrió camino en la devoción y en la iconografía cristianas, siendo una de las figuras más retratadas.

La evolución del culto mariano en la Península Ibérica acompaña el establecimiento y expansión de las órdenes monásticas, muy en especial para la Orden del Císter, que jugó un papel fundamental en la repoblación de Portugal tras la Reconquista Cristiana.
Los sermones «Salve Regina» se atribuyen a su fundador, San Bernardo, denominado el «caballero de María»; son sermones en los que la Virgen es presentada como abogada y defensora de los hombres. Posteriormente, esta devoción fue también adoptada por las órdenes mendicantes.

En el siglo XVI, la creación de las Misericordias o Instituciones de Beneficencia por parte de la reina D. Leonor fue esencial para el acercamiento de la divinidad a grupos sociales más desfavorecidos.
A través de las obras de caridad fomentadas por el poder real y por la corte, se reforzó su simbología protectora. Hay que subrayar el hecho de que hoy en día existe una Misericordia o Entidad de Beneficencia en cada ciudad portuguesa, que cumple la labor de ayudar a los más necesitados.

La veneración de la Madre del Señor ha ido asumiendo diversas formas a lo largo de los tiempos, simbolizando las diversas etapas de la vida. De una lista extensa, destacaríamos La Virgen de la Concepción, de la Natividad, del Destierro, de la Buena Muerte, de la Asunción, de los Dolores y de los Remedios.
Fue elegida como santa patrona de iglesias, monasterios, catedrales, diócesis e incluso de pueblos y ciudades. En el siglo XVII, D. João IV nombró a La Virgen Reina de Portugal.
Desde entonces, los reyes portugueses dejaron de usar la corona real, que pasó a formar parte de la representación de La Virgen de la Concepción. Todavía encontramos com mucha frecuencia la fórmula ´Santa María´ en los topónimos portugueses.

Las diversas formas de veneración se diferencían por medio de los distintos atributos, siendo el manto, el color azul y la auréola comunes en la mayor parte de las representaciones: la corona real y el mundo a los pies de la La Virgen de la Concepción, la paloma del espíritu Santo en la Anunciación, El Niño Jesús, el manto abierto en protección en la Virgen de la Misericordia, del Rosario, entre otros.
Destacamos las imágenes más antiguas procedentes de la Edad Media, de granito tosco, con la Virgen María en posición frontal, sentada y con el Niño Jesús sobre la rodilla izquierda o tumbado en su regazo; asi mismo son de destacar otras dos expresiones peculiares de este culto existentes en la Península Ibérica: las Vírgenes Negras y la Virgen en Cinta de Ó. Mayo es el mes de María, la fiesta nacional del 15 de Agosto está dedicada a La Virgen de la Asunción, y la del 8 de Diciembre a La Virgen de la Concepción, santa patrona de Portugal.
En Octubre le llega su vez a la celebración del día de La Virgen del Rosario.

Pero se podrían enumerar con facilidad muchas más festividades y celebraciones. Por último, invitamos a que descubra otras formas portuguesas de rendir culto a la Virgen María...