Región vitivinícola de gran tradición, el Alentejo posee vinos que nos sorprenden por su excelencia, por sus aromas y por sus colores, tan singulares como el paisaje y la propia gastronomía.

Esta región de amplios horizontes, a la que los alcornoques otorgan una sensación de fuerza y perennidad, fue, en tiempos, un extenso campo de trigo. Actualmente, los sembrados dan paso a enormes viñas, cuyos vinos reciben la fuerza del paisaje y del calor ambiental y que se encuentran entre los más reconocidos de Portugal.

Además del vino regional alentejano, que se encuentra en toda la región, los productores de vino se distribuyen en 8 zonas de Denominación de Origen Controlada: Portalegre, Borba, Redondo, Reguengos, Vidigueira, Évora, Granja/Amareleja y Moura, lo que ofrece una elección variada en cualquier punto del Alentejo.

Las distintas características de los suelos según la zona (graníticos, calcáreos, mediterráneos o esquistosos), las numerosas horas de exposición solar y una serie de variedades seleccionadas dan lugar a una producción de gran calidad, combinada con la capacidad de mantener la tradición del sabor pero innovando en el arte de hacer vino.

En cuanto a sus diferencias, los vinos blancos son aromáticos, frescos y armoniosos, mientras que los tintos, de color rubí o granate, resultan más intensos, con cuerpo y, al mismo tiempo, suaves y ligeramente astringentes.

Para acertar en la elección y saber cuál es el mejor para acompañar una comida, nada como visitar una bodega, en la que seremos bien recibidos por enólogos más entendidos y dispuestos a aclarar todas las dudas. También podemos comenzar por la Sala de catas de la Ruta de los vinos del Alentejo, en Évora, en la que también le podrán sugerir varios recorridos por la región. Y también es una buena excusa para visitar esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad.

Le sugerimos otras formas para conocer los secretos del vino, como visitar la Enoteca y el Museo del Vino de Redondo, o participar en las fiestas de la vendimia al final del verano, de las que Borba es un buen ejemplo con su Fiesta de la viña y del vino.

Y si a los vinos sumamos los deliciosos quesos alentejanos y los aromáticos sabores de la gastronomía de esta tierra, entonces la visita resultará, sin duda, más rica y completa.