Monumentos

Fundado a mediados del siglo XVI, el patrimonio de este monasterio para monjas fue siendo enriquecido con las dotes de las novicias de familias nobles de la región que fueron ingresando en el convento. En 1706, debido al abuso y a los desórdenes en que vivía la comunidad, el obispo de Lamego llevó a cabo una severa reforma. En 1812 el convento fue cerrado, siendo sus rentas adjudicadas a las del monasterio de Chagas, en Lamego, al que también se trasladaron las monjas. Parte del suntuoso tesoro en talla dorada que se encontraba en Chagas puede ser contemplado hoy en día en el Museo de Lamego.

La iglesia sufrió transformaciones en los siglos XVII y XVIII, por lo que presenta una combinación de elementos manieristas y barrocos. En el exterior destacan el pórtico de la fachada lateral flanqueado por dos pares de colunmas de capiteles jónicos y un pequeño mirador sostenido por siete colunmas toscanas, a través del cual a buen seguro que las monjas espiaban el mundo exterior.

En el interior, sobresale el revestimiento de azulejos policromados del siglo XVII, el elegante arco triunfal y algunos retablos de talla dorada de estilo barroco y rococó. En la pared del fondo se conservan las amplias aberturas con enrejado de hierro de los coros alto y bajo. La imagen escultórica que se encuentra colocada en un lateral del altar mayor representa a S. Bernardo.

En la capilla mayor se conserva aún la lápida sepulcral del fundador, Dr. Fernão Mergulhão, que en 1594 obtuvo el acuerdo del obispo de Lamego y el beneplácito papal para la fundación del monasterio, dotándolo de paramentos litúrgicos y de propiedades. La lápida, de jaspe, presenta sus armas y una inscripción evocativa de la fundación del monasterio.