Restaurantes y Cafés

Quien quiera sentir la tranquilidad del Alentejo, puede estar seguro de haber encontrado el lugar adecuado en la Pousada Convento de Arraiolos. Incluso cuando el restaurante está lleno, los comensales pueden probar las delicias locales en el merecido descanso, con vistas hacia el campo, en un salón minimalista, donde el elemento decorativo que destaca es parte de un retablo de la Última Cena, del siglo XVII. Las atenciones se centran en la carta elaborada por la chef Elisabete Velez, estudiosa de los manjares preparados por las monjas que vivieron en el convento. Ha recuperado alguna de sus recetas, entre ellas la deshilada de paloma zurita y el pastel de tocino de cielo. Son solamente dos pequeñas muestras de una larga carta que, entre las sopas, recomienda la de berros, la de tomate a la alentejana con huevo de codorniz frito o la crema de fresa con láminas de almendra.  

En el apartado de las entradas, también típicas de la casa, destacan el hatillo de queso mantecoso y miel de romero, la deshilada de paloma zurita con ciruela verde y canela o el dúo de espárragos envueltos en tocino ahumado y salsa de estragón.  

Imperdibles resultan también algunas tapas, como la pasta de tomate con orégano, el atún con dúo de pimientos y poleo, o la morcilla con piña.  

Una carta equilibrada que incluye, también, en el apartado de los pescados y mariscos: medallón de salmón en puré de lima y pomme de brócoli, rodaja de cazón en su pastel de tomate, caldo de poleo fresco y tiborna de bacalao, entre otros. En las carnes, deshilada de muslo de pollo de campo sudado en su arroz de piñón, la carrillera de cerdo alentejano y su dueto de batata y espinacas o el cordero en aceite con su patata de cazuela y melaza de membrillo. Se completa la comida con una tabla de quesos portugueses y algunas muestras de confitería conventual regional, de los que destaca el pastel de tocino y el pão de rala. Excelente carta de vinos centrada en el Alentejo. Servicio eficiente y simpático.