Vila Real
Vila Real
Localidade
Esta ciudad es la capital de la provincia de Trás-os-Montes. Vila Real se alza a 427 m sobre una colina que forma una especie de península entre los ríos Corgo y Cabril, sobre el cual sobresalen sus bonitas casas.
El primer fuero de Vila Real lo concedió el rey D. Dinis (r. 1279-1325), en 1289. Con este fuero, el garantizaba a sus habitantes el derecho a rechazar el hospedaje a hidalgos y caballeros que, de esta forma, deberían pernoctar fuera de sus muros. Esto no impidió que esta villa acogiese en los s. XVII, XVIII y XIX a muchas familias nobles, cuyas residencias fueron siendo absorbidas por el tejido urbano.
Hoy, quien visite Vila Real, se sorprenderá al observar las numerosas piedras de armas que ennoblecen las fachadas de muchos edificios y el blasón de la ciudad, representada por una espada y un bastón, resume la historia de su primer conde.
Ciudad bonita y apacible, donde la mirada se pierde en las montañas que la rodean, empiece por conocer el lugar donde, en el s. XIII, se establecieron los primeros habitantes, la "Vila Real medieval", prosiguiendo por la "Vila Real antigua" y terminando su paseo en el frondoso Parque del Municipio, junto a la Vila Real moderna. Aquí, sugerimos que suba a lo alto del Calvario, desde donde disfrutará de una bonita perspectiva semicircular sobre la ciudad, abarcando a poniente, las sierras de Marão y de Alvão y, al sur, la cadena montañosa de Montemuro. Al norte de este mirador se encuentran los barrios modernos que se han desarrollado a lo largo de los últimos cien años.
A cerca de 3 Km de la ciudad, visite una de las más notables joyas del Barroco portugués: el Palacio de Matues.
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El primer fuero de Vila Real lo concedió el rey D. Dinis (r. 1279-1325), en 1289. Con este fuero, el garantizaba a sus habitantes el derecho a rechazar el hospedaje a hidalgos y caballeros que, de esta forma, deberían pernoctar fuera de sus muros. Esto no impidió que esta villa acogiese en los s. XVII, XVIII y XIX a muchas familias nobles, cuyas residencias fueron siendo absorbidas por el tejido urbano.
Hoy, quien visite Vila Real, se sorprenderá al observar las numerosas piedras de armas que ennoblecen las fachadas de muchos edificios y el blasón de la ciudad, representada por una espada y un bastón, resume la historia de su primer conde.
Ciudad bonita y apacible, donde la mirada se pierde en las montañas que la rodean, empiece por conocer el lugar donde, en el s. XIII, se establecieron los primeros habitantes, la "Vila Real medieval", prosiguiendo por la "Vila Real antigua" y terminando su paseo en el frondoso Parque del Municipio, junto a la Vila Real moderna. Aquí, sugerimos que suba a lo alto del Calvario, desde donde disfrutará de una bonita perspectiva semicircular sobre la ciudad, abarcando a poniente, las sierras de Marão y de Alvão y, al sur, la cadena montañosa de Montemuro. Al norte de este mirador se encuentran los barrios modernos que se han desarrollado a lo largo de los últimos cien años.
A cerca de 3 Km de la ciudad, visite una de las más notables joyas del Barroco portugués: el Palacio de Matues.
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