Restaurantes y Cafés

Situada en un lugar místico y perdida en el tiempo, entre pequeñas casas centenarias: Flor da Rosa. La Pousada Mosteiro do Crato reúne características arquitectónicas de castillo, convento y palacio ducal, de las cuales resulta una obra ecléctica e inusual. La intervención de Carrillo da Graça, en los años 90 del siglo pasado, le otorgó cierto toque de contemporaneidad unificadora, que le permite acoger a sus huéspedes y comensales con el máximo confort y diseño. 

El restaurante, entre paredes revocadas y encaladas, y otras con el granito de origen a la vista, presenta un salón sumamente elegante, sin ser pretencioso, y mesas vestidas con distinción – además de las buenas mantelerías –, reciben a los clientes con bajo-platos personalizados. En cuanto a la cocina, es regional, con cierto toque de sofisticación de la chef Cláudia Santiago. 

La carta, equilibrada, después del couvert recomienda buenas sopas como la de tomate a la alentejana con huevo escalfado o el caldo de cilantro con Chorizo de Portalegre IGP. Pero todas ellas merecen atención, desde los entrantes, como el conejo sobre cama de cilantro con palitos de pan o los buñuelos de farinheira, entre otros. Entre los platos principales destacan la dorada a la espalda con verduras salteadas, la lubina rellena con migas de coliflor, además del bacalao laminado à lagareiro. Todo esto en lo que se refiere a los pescados, pues en las carnes son populares, entre otras, la carne de alguidar con migas de patata y embutidos seleccionados IGP de Portalegre, el muslo de pato confitado sobre puré de patata y aros de cebolla frita o el ensopado de cordero con sus pedazos de pan. Para los vegetarianos, mix de verduras gratinadas con pasta farfalle y risotto de setas silvestres. En los postres resaltan la repostería conventual, en concreto el tecolameco, las tablas de quesos, los helados y los sorbetes. Excelente carta de vinos con enfoque en la producción regional y algún que otro vino del resto del país.