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Vuelta a la Isla de Madeira

Vista panorâmica
Lugar São Vicente
Foto: Turismo da Madeira
Foto: Turismo da Madeira

A pesar de tener una superficie pequeña, Madeira es rica en escenarios majestuosos y de rara belleza. El mejor modo de conocer sus encantos es alquilar un coche y salir al descubrimiento de este jardín flotante.

Saliendo de Funchal hacia el oeste, descubrimos la típica aldea de pescadores de Câmara de Lobos y el Cabo Girão, el más ato promontorio de Europa y el segundo más alto del mundo - 580 m.

También en este municipio, se encuentra la peculiar parroquia de Curral das Freiras. Situada en un profundo valle, Curral das Freiras presenta uno de los paisajes más impresionantes de la isla que, con sus vistas vertiginosas (más de 500 metros de altura, desde el mirador – Eira do Serrado), provocan admiración a todos los visitantes.

Continuando hacia el oeste, visitamos la Ribeira Brava antes de subir hasta la Encumeada, en un recorrido repleto de miradores. Otra alternativa es seguir en dirección a las soleadas costas de Ponta do Sol y de Calheta, donde no faltan zonas de baño que invitan a sumergirse. También podemos visitar el Centro de Artes Casa das Mudas que, a lo largo de todo el año, presenta un amplio programa cultural. Para los más deportistas, las playas de las pintorescas aldeas de Jardim y de Paul do Mar ofrecen excelentes olas para surfear.

Subimos hasta Paul da Serra, el mayor altiplano de Madeira, y hacemos una pausa para apreciar las bellas vistas sobre las laderas. Seguimos en dirección a Porto Moniz y recargamos fuerzas en un baño revitalizante en las famosas piscinas naturales en la roca. Con niños, una buena opción es visitar el Acuario de Madeira.

El viaje sigue rumbo a San Vicente por una carretera salpicada de caídas de agua, donde resalta a la vista el contraste del majestuoso verde con el azul cristalino de las aguas del mar. Aquí podemos visitar las Grutas y el Centro de Vulcanismo, el Núcleo Museológico - Ruta de la Cal, o simplemente pasear por las callejuelas de la simpática aldea. 

Después existen dos opciones: subir de nuevo a la Encumeada para admirar la lujuriosa vegetación del bosque Laurissilva, o continuar en dirección a Santana descubriendo pequeños miradores entre bellos valles y montañas.

En Santana podemos visitar las casas típicas, el Parque Temático y la zona de las Queimadas, que constituye el lugar de partida para bellísimos paseos a pie como el Caldeirão Verde. La bajada a Faial sorprende una vez más por la belleza de las imponentes montañas.

Llegando a Faial, podemos seguir hacia Machico o continuar visitando el interior de la isla, siguiendo la carretera hacia las localidades de Ribeiro Frio, Poiso y Pico do Areeiro. Este pico es el tercer punto más alto de la isla (1818 m) y en él encontramos bellas formaciones rocosas que se proyectan en el cielo como estatuas en el tiempo.

En Machico, merece la pena ir al Caniçal y a la Punta de San Lorenzo (Ponta de São Lourenço), el punto más oriental de esta isla.

De vuelta a Funchal, no pueden perderse las vistas a las Islas Desiertas en la Punta de Garajau, y una fabulosa panorámica sobre la bahía en el mirador de San Gonzalo (São Gonçalo).


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