Monumentos

Creado en 1685 por iniciativa de D. María Pereira, este monasterio fue la última fundación del Cister en Portugal. La fundadora, viuda y sin herederos, escogió su Finca de Tabosa para que "los bienes que Dios le dio fuesen empleados en su servicio y en utilidad de su alma y la de su familia".

En 1771, por orden del Rey, las religiosas fueron trasladadas a Setúbal, donde permanecieron hasta 1779. En 1779 regresaron a Tabosa, restaurándose entonces los edificios. En 1834, con la disolución de las Órdenes religiosas, el noviciado fue cerrado, manteniéndose el monasterio hasta la muerte de la última monja, en 1850.

El pórtico principal de acceso al monasterio, de elegante corte barroco, se levanta entre pilastras que se prolongan hasta el piso superior, enmarcando una amplia ventana por encima de la cual podemos contemplar la imagen de S. Bernardo y un blasón con las armas de Portugal y de la Congregación. En el piso superior se abren amplias ventanas enrejadas que constituían el mirador de las monjas.

En el interior de la iglesia destaca la decoración barroca de talla dorada de los altares, la cenefa pintada del arco cruzado y el artesonado pintado en el techo de la capilla mayor. Fíjese en la bella celosía de madera, en la pared del fondo, que consta de una abertura central por donde las monjas recibían la comunión.

Aunque la zona de los edificios monásticos se encuentre en ruinas, todavía se puede admirar el bello claustro de columnas toscanas.