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Capital administrativa de la provincia que incluía Galicia y el Miño y uno de los más antiguos obispados, Braga es el principio de uno de los Caminos de Santiago. Hay que recordar que, en el s. XI, la ciudad competía por el título de centro de la Cristiandad con Compostela (que guardaba las valiosas reliquias del apóstol Santiago), argumentando con las reliquias bracarenses de los mártires de las persecuciones romanas (San Silvestre, Santa Susana, San Cucufate y San Frutuoso de Montélios), cuyas iglesias seguían perteneciendo a la jurisdicción compostelana.

Los caminos de Santiago seguían de muy cerca el trazado de las vías romanas. Partiendo de Braga, los peregrinos pasaban por San Frutoso de Montélios, atravesaban el Río Cávado en dirección a Tierras de Bouro y después seguían hacia Gerês, entrando en tierras de España por Portela do Homem.
El recorrido, designado como Camino de la Geira Romana, está indicado con los mojones miliarios romanos y hacía parte de la vía que comunicaba Braga con Santiago de Compostela y Roma.

Aquí sugerimos un pequeño itinerario bracarense sobre el culto a Santiago.
En el centro histórico, empiece por la Catedral y después siga por la Calle D. Gonçalo Pereira y por el Largo de São Paulo hasta el Largo de Santiago. Aquí puede verse la Fuente de Santiago, la Torre de Santiago, reminiscencia de la muralla medieval y, al lado, el Seminario de Santiago, edificio que perteneció a la Compañía de Jesús.
Siguiendo por la Calle de los Falcões encontrará la Iglesia del Hospital de San Marcos uno de los lugares de hospedaje más importantes en el camino portugués.
Fuera de la ciudad, siguiendo la EN 201, no se pierda la Capilla de San Frutuoso de Montélios, cuyas reliquias fueron muy codiciadas por Santiago de Compostela, y el Monasterio de Tibães, un convento-albergue benedictino que daba apoyo a los peregrinos.

Imagen in GIL, Carlos, RODRIGUES, João, Por Caminhos de Santiago, Publicações Dom Quixote, 1990, p. 173