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Esta instalación de Francisco Silva reflexiona sobre cómo, en una sociedad consumista, los objetos son desechados y rápidamente sustituidos por otros con la misma funcionalidad. Ya sean armarios, colchones, sillas o utensilios domésticos, estos objetos forman comunidades de basura que salpican el paisaje urbano, creando un ecosistema propicio para el mestizaje de distintas especies de sillas y la generación de sillas mutantes.

La instalación artística está formada por ensamblajes de piezas de sillas recogidas en el bosque de hormigón y transformadas en asientos funcionales. Además de observar, se invita al público a sentarse en cada una de las sillas, experimentando y comparando diferentes sensaciones, sumergiéndose en el maravilloso hábitat de las sillas mutantes.