Situada en lo alto de un promontorio, Vila Real conserva una arquitectura aristocrática, con casas blasonadas, ventanas manuelinas y balcones tradicionales en hierro forjado.
Es una ciudad antigua, situada en la confluencia de los ríos Corgo y Cabril, enmarcada por las sierras de Alvão y de Marão al oeste, y por la sierra de Montemuro, al sur. Ciudad interior, tiene una avenida ribereña sobre un profundo barranco por el que fluye el río Corgo.
La Av. Carvalho Araújo, bordeada por paseos de calzada portuguesa, atraviesa la ciudad y en uno de sus extremos se encuentra el edificio del ayuntamiento, del siglo XIX. Más adelante se encuentra la catedral gótica y, en frente, en una casa del siglo XVI con ventanas manuelinas, está instalada actualmente la oficina de turismo.
Siguiendo el paseo entre la avenida Carvalho Araújo y la avenida Marginal por entre casas señoriales y calles comerciales, se encuentra la parte más viva y característica de Vila Real. Aquí se encuentran la Iglesia de la Misericordia y la Iglesia de los Clérigos, esta última obra maestra del arquitecto italiano Nicolau Nasoni. Durante el paseo merece la pena observar los balcones decorados con barandillas de hierro y ventanas con marcos de granito, que forman una galería de arquitectura civil genuinamente portuguesa.
Situada en lo alto de un promontorio, Vila Real conserva una arquitectura aristocrática, con casas blasonadas, ventanas manuelinas y balcones tradicionales en hierro forjado.
Es una ciudad antigua, situada en la confluencia de los ríos Corgo y Cabril, enmarcada por las sierras de Alvão y de Marão al oeste, y por la sierra de Montemuro, al sur. Ciudad interior, tiene una avenida ribereña sobre un profundo barranco por el que fluye el río Corgo.
La Av. Carvalho Araújo, bordeada por paseos de calzada portuguesa, atraviesa la ciudad y en uno de sus extremos se encuentra el edificio del ayuntamiento, del siglo XIX. Más adelante se encuentra la catedral gótica y, en frente, en una casa del siglo XVI con ventanas manuelinas, está instalada actualmente la oficina de turismo.
Siguiendo el paseo entre la avenida Carvalho Araújo y la avenida Marginal por entre casas señoriales y calles comerciales, se encuentra la parte más viva y característica de Vila Real. Aquí se encuentran la Iglesia de la Misericordia y la Iglesia de los Clérigos, esta última obra maestra del arquitecto italiano Nicolau Nasoni. Durante el paseo merece la pena observar los balcones decorados con barandillas de hierro y ventanas con marcos de granito, que forman una galería de arquitectura civil genuinamente portuguesa.
En los alrededores de Vila Real se encuentra el Palacio de Mateus, una de las joyas del barroco portugués, obra de Nicolau Nasoni. Rodeado de jardines, este palacio, de visita obligada, cuenta con techos de madera trabajada, mobiliario, pintura y objetos de diferentes épocas, entre los que destaca, en particular, una notable edición de Los Lusíadas. Es un centro de dinamización cultural, que organiza festivales, cursos, seminarios y exposiciones.
En sentido opuesto a la Casa de Mateus se encuentra el Parque Natural de Alvão, con pequeñas aldeas tradicionales, como Lamas de Olo o Ermelo y las cascadas de Fisgas de Ermelo. Hacia el sur, pasando por el bonito valle de Campeã, se llega a la sierra de Marão, en la que pastan cabras y vacas de raza maronesa. Son lugares privilegiados por la naturaleza, en los que encontrará paisajes de gran belleza.