No hay nada más ecológico. Es natural, blando, conserva la temperatura cuando se necesita, y se utiliza para conseguir un ambiente confortable y acogedor. El corcho es uno de los productos naturales más característicos de Portugal, y forma parte de nuestra vida cotidiana aunque no nos demos cuenta de ello.

Los tapones de las botellas de vino son su aplicación más conocida, pero existen muchos otros artículos de corcho: accesorios de moda, ropa, zapatos, muebles o revestimientos para el suelo o las paredes. La reciente invención del tejido de corcho ha revolucionado esta industria, y ha demostrado sus apreciadas propiedades: es resistente, versátil, reciclable, hipoalergénico y presenta cualidades térmicas y acústicas. Por si fuera poco, su proceso de transformación es muy sencillo y requiere poco trabajo.



Además de los objetos de uso cotidiano, el corcho forma parte de la historia de Portugal, y se puede encontrar en muchos monumentos y lugares de interés:

- En el Convento de Cristo, en Tomar, considerado Patrimonio de la Humanidad, la ventana de la Sala del Capítulo es algo que no debe perderse por su simbología y vinculación a la historia de los descubrimientos. Entre los elementos esculpidos en la piedra, encontramos troncos de alcornoque, lo que nos recuerda su uso en las carabelas de los navegantes portugueses.

- Los monjes sabían cómo conseguir un ambiente más confortable utilizando corcho. Ejemplos de ello son el Convento de los Capuchinos de Sintra, el Convento de Santa Cruz de Buçaco y el Convento de la Sierra de Arrábida, en donde las celdas y algunas otras dependencias comunes se encuentran forradas de corcho.

- Los belenes del siglo XVIII, obra del escultor Machado de Castro, con figuras de terracota sobre escenarios de corcho, son una referencia en la historia de las artes decorativas portuguesas. Uno de los más importantes se puede visitar en la Basílica de la Estrella, en Lisboa.

- En Sintra, el Chalet de la Condesa de Edla se construyó y decoró de acuerdo con el espíritu romántico del siglo XIX. En las jambas de las puertas, ventanas y tragaluces, el corcho es uno de los elementos decorativos más expresivos.

- En el Algarve, São Brás de Alportel es un pueblo cuyo desarrollo ha dependido en gran medida de la industria del corcho. En la actualidad, es el centro de una ruta del corcho.

- La historia del corcho se nos muestra también en los museos locales, ya sean etnográficos, como el Museo José Régio de Portalegre, o vinculados a la arqueología industrial, como el Ecomuseo de Seixal.

- Equipos modernos como el Planet Cork, en el World of Wine, en Oporto, recorren la historia del material y sus aplicaciones en nuestro país.

Portugal es el mayor productor de corcho del mundo; el país es responsable de más del 60% del volumen de todas las exportaciones, y tiene una superficie de alcornoques equivalente a una cuarta parte de la de la Tierra. 

Es un producto natural tan versátil que incluso permite producir cosas más allá de la imaginación.

Un vestido para Lady Gaga
Fue con el tejido de corcho Pelcor con el que la diseñadora Teresa Martins trabajó en un look completo, creado sólo para Lady Gaga. Inspirada en el arte de la premiada cantante y actriz y también en la visión del cuerpo femenino del simbolista Gustav Klimt, Teresa Martins creó un vestido de corcho dorado y plateado, bordado a mano con cuentas e hilos metálicos, recreando las texturas y composiciones características de los cuadros del notable pintor. El vestido, que simboliza la fusión entre la moda y las artes audiovisuales, tardó dos años en producirse y fue ofrecido a Lady Gaga, que lo usó en una ArtRave en Lisboa, justo después de su último concierto en suelo portugués en noviembre de 2014 - la creación sigue apareciendo en las redes sociales de la polifacética artista hoy en día.

Retratos de corcho
Una vez terminada una botella de vino, los tapones de corcho pueden parecer inútiles, pero hay artistas que les dan una nueva vida y los utilizan para crear obras impresionantes. Scott Gundersen es un artista estadounidense de Chicago que utiliza tapones de corcho en sus obras. El primer rostro que creó fue el de Jeanne en 2009, con 3.842 corchos, y en 2010, fue el de una amiga, Grace. Este gigantesco trabajo le llevó a Scott 50 horas, utilizando 9.217 tapones. Le siguieron otros proyectos a gran escala, algunos de los cuales requirieron alrededor de 40.000 tapones. Esta es también la forma que tiene Scott de promover la importancia del reciclaje y del arte sostenible.

Corcho en el exterior, en el espacio
La empresa portuguesa Corticeira Amorim es uno de los principales socios en el suministro de soluciones de aislamiento para la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA). El corcho se ha utilizado durante décadas para este fin; incluso hubo aislamiento de corcho en el viaje del Apollo XI, el primero en pisar la Luna. Las distintas ramas de Amorim están presentes en todo el mundo, con oficinas en Estados Unidos, América Latina, Europa del Este y el Sudeste Asiático. Recientemente, reprodujeron 600 metros cuadrados de la superficie de Marte con el material, un suelo utilizado en acciones de marketing para todo el mundo, protagonizadas por el ex astronauta Scott Kelly.

Olas sostenibles
En otro ámbito, el surfista hawaiano Garrett McNamara, que ha surfeado las mayores olas del mundo, tiene una tabla hecha enteramente de corcho portugués, creada a mediados de la década pasada. Fue un esfuerzo conjunto en el que decenas de profesionales del diseño, la investigación, la aerodinámica y el desarrollo de materiales, así como el propio McNamara, colaboraron en la creación de la tabla ideal para soportar y surfear las olas gigantes del cañón de Nazaré.

Ya sabe, al viajar por el país, especialmente en el Alentejo, es mirar el alcornoque y ver que es uno de los árboles más comunes en el paisaje. Es un Portugal -y un mundo- de corcho, y todos vivimos en él.